Un hombre compró un Lamborghini, pero su motor no funcionaba. Este mandó el coche a arreglar al centro de mantenimiento de la marca, pero allí no le arreglaron el problema del motor y por si no fuera poco le dañaron el parachoques y el chasis.
El dueño se quejó al distribuidor, pero este se negó a asumir la responsabilidad de los sucesos.
Finalmente el propietario del coche (sin funcionamiento),contrató un grupo de hombres para que destruyeran el coche en forma de protesta y delante de los medios.
Duele ver un gran coche echo pedazos,como si estuviera abandonado por la calle.
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